Urbanismo

El uso de geosintéticos para la separación y estabilización es fundamental para prevenir la contaminación de los materiales granulares por los suelos blandos de las subrasantes. Esta práctica favorece una distribución más eficiente de las cargas, lo que a su vez reduce los espesores necesarios de material granular para la formación de plataformas de trabajo.

Las geomembranas son en láminas delgadas de polietileno (HDPE - LLDPE) con notables propiedades mecánicas de resistencia, alta inercia química y excelentes capacidades de aislamiento eléctrico. Estas cualidades las convierten en un elemento esencial para la impermeabilización y el control de infiltraciones en proyectos de infraestructura, dada su versatilidad en diversos campos de aplicación.

Los sistemas de drenaje y subdrenaje Wavin están diseñados para captar, conducir y evacuar las aguas de infiltración o superficiales que pueden afectar la vida útil de las estructuras y generar daños prematuros.

Las geomembranas son hojas delgadas de polietileno (HDPE – LLDPE), que poseen propiedades mecánicas de alta resistencia, gran inercia química y aislamiento eléctrico. Sus características las han hecho un producto imprescindible para la impermeabilización en las obras de infraestructura, por sus diferentes campos de aplicación, ventajas económicas.

La integración de capas de material in situ o granular compactado con geosintéticos de refuerzo posibilita la construcción de muros y estructuras de contención de considerable altura. Esta técnica es ampliamente utilizada para preservar las dimensiones de los terraplenes en carreteras o para la contención de suelos.

Los geosintéticos especializados en el control de erosión en taludes y canales desempeñan un papel esencial al salvaguardar el suelo contra el desprendimiento de partículas causado por la acción del agua y el viento. Esta solución contribuye a preservar la integridad del suelo, promoviendo la revegetación y favoreciendo la restauración ambiental.

Los geosintéticos fortalecen las capas de la estructura del pavimento, mejorando las propiedades mecánicas de los materiales y, por ende, optimizando su rendimiento. Esto es crucial para contrarrestar los mayores esfuerzos generados por el intenso tráfico al que se someten las vías, evitando posibles problemas de fallas estructurales.